Un Tahúr en la Ciudad del Arlanzón

Un Tahúr en la Ciudad del Arlanzón
Noche Blanca Burgos 28 de Mayo de 2011

domingo, 21 de marzo de 2010

El Misterio de Annemann y The Jinx

Theodore Annemann fue sin duda una de las figuras más enigmáticas de un mundo como el de la magia, dominado por el secreto y el misterio. La influencia de su inagotable creatividad, especialmente en el campo del mentalismo, es perceptible todavía hoy en día, más de 60 años después de que este artista de talento genial y espíritu torturado, decidiera poner fin a su vida ¿o fue sólo uno más de sus trucos?

Publicó una de las revistas de magia más fascinantes que nunca han existido: "The Jinx", cuyos números son con frecuencia buscados y consultados por los mejores expertos y fue en esta revista donde Annemann nos ofreció uno de sus más intrigantes misterios, hasta hoy no resuelto.

En Septiembre de 1939, coincidiendo con un cambio en la periodicidad de la publicación de la revista, el número de "The Jinx" incluía una tarjeta postal con el dibujo del gato que era la imagen de la revista y un breve mensaje indicando que para renovar la suscripción y seguir recibiendo la revista, bastaba con acariciar 3 veces al gato y concentrarse repitiendo para uno mismo: "envíame The Jinx", después sólo había que depositar la tarjeta en un buzón de correos, sin indicar ningún nombre ni dirección.
De forma asombrosa, ni uno solo de los lectores que siguieron las instrucciones dejó de recibir la revista.
En el nº siguiente de la revista, Annemann contó como había recibido tarjetas manipuladas de todas las formas posibles, en busca de marcas secretas que dieran alguna pista de como Annemann pensaba cumplir su promesa. Él insistió en que bastaba con acariciar el lomo del gato 3 veces y de hecho fue uno de los secretos que nunca reveló y se llevó con él a su tumba.

Tiempos hermosos en los que un secreto podía mantenerse sin que un niñato de 15 años preparara un tutorial en Youtube destripando el misterio.

martes, 9 de marzo de 2010

JEAN-EUGENE ROBERT-HOUDIN (1805-1871)

Hoy comienzo a escribir sobre algunos magos que han elevado la magia a la categoría de Arte con mayúsculas y para ello no podíamos empezar con otro que con Jean-Eugène Robert-Houdin, mago francés que es considerado de forma unánime como padre de la magia moderna. Fue el responsable de sacar al ilusionismo de las cavernas de la época medieval, donde se hallaba encasillado entre la superstición y la consideración de un entretenimiento para las clases más bajas, para llevarlo a la alta sociedad de la época, rodeado de un manto de gusto exquisito y sentido artístico. Eliminó de un plumazo las charlas procaces, los elementos que recordaran a la brujería y los aparatos y decorados vulgares y convirtió a la magia en un espectáculo apto para las personas más cultas y sofisticadas.

Fue un mago de vocación tardía, un día al tomar prestado por error un libro sobre prestidigitación pensando que era un tratado de relojería, se encendió en él una pasión que no le abandonaría hasta el final de sus días.

Hijo de un relojero, era un genio de la mecánica, creador de autómatas que causaban sensación en su época, algunos de los cuales utilizo en su propio espectáculo.

De espíritu científico (ganador de una medalla en una de las primeras exposiciones universales), no dudó en utilizar los últimos descubrimientos y polémicas de su tiempo: el éter, el electromagnetismo, la posibilidad de transmisión telépatica del pensamiento, como argumentos para sus ilusiones. Y es que pronto comprendió Robert-Houdin, la importacia de dotar de sentido a sus experiencias, dejando de ser simples "experimentos de física recreativa" para convertirse en misterios irresistiblemente atractivos.

Ordenó construir para sus representaciones, un teatro en París que se convirtió de forma premonitoria en la cuna de otro arte mágico: el cine, pues a su muerte fue adquirido por Georges Méliès, que lo utilizó para realizar las primeras proyecciones cinematográficas con fines de espectáculo.

Al final de su vida fue empleado por el gobierno francés en la guerra de Argelia, para desprestigiar a los hechiceros de este país, que dominaban a sus habitantes con prácticas supersticiosas y demostrar así la superioridad de los conocimientos del mundo "civilizado".

También fue un prolífico escritor, de forma que algunas de sus obras continuan siendo imprescindibles para el aspirante a ilusionista. Destaco por su importancia, sus "Confidencias de un Prestidigitador" y "Secretos de la Prestidigitación" (de ambas se pueden encontrar traducciones en nuestro idioma). La editorial americana "The Miracle Factory", ha publicado recientemente en un solo tomo (en inglés) sus obras completas.



No podemos hacer mejor homenaje a este mago, que continuar su lucha por devolver a la magia a la esfera de la excelencia artística con la que Robert-Houdin siempre soñó.

miércoles, 3 de marzo de 2010

¿QUE ES SER UN BUEN MAGO?

Necesito vuestra ayuda, quiero que me ayudéis entre todos a definir lo que es ser un buen mago. Por supuesto no existe una respuesta única a esta pregunta, cada uno tenemos nuestros gustos y preferencias, por eso me interesa mucho conocer la opinión del mayor número de personas, da igual si sois magos o no habéis hecho un juego en vuestra vida, en realidad casi me interesa más la opinión de los no magos.

Para empezar el debate, voy a contaros alguna de las cosas en las que yo me fijo cuando voy a ver la actuación de un ilusionista, animaos a participar por favor.

-Por supuesto la competencia técnica, se da por supuesta. Es decir, el secreto no se descubre e idealmente ni siquiera se intuye, aparentemente el mago no ha hecho nada. Me gusta cuando el mago trabaja con "economía de medios", es decir, los accesorios se reducen al mínimo necesario y su uso está justificado dentro del juego, incluso no hay gestos superfluos por parte del ilusionista, sus movimientos son claros.

-Me muestra su personalidad, es decir no me gusta ver a 2 magos y que los 2 presenten la misma versión del billete que desaparece... o los aros chinos, con los mismos chistes, me gustan los magos que han convertido el juego, aunque sea un clásico con más años que la tarara, en algo suyo, con su toque personal acorde a su forma de ser.

-Me gusta que detrás del mago se intuya a una persona interesante, con la que daría gusto hablar en cualquier situación, con una cierta cultura. No me gustan los gañanes que apenas saben expresarse: "y bueno...ahora estoooo... cojo este chisme y..." y desde luego no tolero a los maguchos que insultan nuestra profesión, haciendo burla y riéndose de algún voluntario del público. esto es innegociable.

-Me gustan los magos, me gusta la gente con clase. Su forma de vestir, de hablar, sus accesorios, la música que emplean, demuestran buen gusto y sentido estético. ¿Somos o no artistas?

-La sesión fluye con coherencia, aunque sea sólo coherencia mágica. Es decir todo tiene una lógica y un porqué, aunque sólo sea dentro del ámbito de la magia. Creo que el sello distintivo de un verdadero artista consiste en que son capaces de podar de su espectáculo todo lo que sobra, lo que no va con su personaje, lo que no encaja ni tiene sentido. Las transiciones entre juego son lo más suaves posibles, es decir no salta de un juego a otro sin más.

Bueno, estos son sólo algunos puntos que se me han ocurrido para iniciar el debate, de forma voluntaria he dejado algunos importantes fuera, para ver si vosotros los identificáis y los consideráis también importantes.

Dejad vuestro punto de vista, creedme que vuestras aportaciones me interesan.

¡Gracias!

-