Vivimos en un mundo complicado, nadie da nada gratis, desde pequeños nos enseñan a valorar a las personas por lo que tienen (o parecen tener), no por lo que son. Todos somos, no podemos evitarlo, materialistas en alguna medida. Pero de pronto aparecen personas diferentes, personas que deciden ofrecer lo mejor de ellos mismos a los demás, sin pedir nada a cambio. Estos locos románticos, parecen vivir en un planeta diferente, con reglas propias, provocando nuestra sorpresa y a veces un poco de compasión.
Hay que ser muy rebelde para decidir que no te importa cual es la forma habitual de hacer las cosas y marcar tu propio camino.
Por fortuna estos guerreros solitarios, existen en todos los ámbitos y en todas las profesiones. También en el mundo de la magia, por supuesto existen magos de este pelaje. Hace bien poco hemos contado en Burgos con la presencia de algunos de los más representativos de todo el panorama español.
Seguro que hay muchos más, yo conozco a otros, pero para personalizar mi discurso, me voy a centrar en los últimos que nos han visitado: Dani DaOrtiz y Miguel Ángel Gea.
Los 2 tienen mucho en común, no es extraño por tanto que sean buenos amigos. Ambos son ilusionistas de un talento desmesurado y por extrañas razones que sólo ellos sabrán explicar, lo comparten con una generosidad que bordea lo patólogico.
Desde el momento en que te pones en contacto con ellos por primera vez, sientes que su cabeza no funciona igual que la del resto del mundo. Cualquier "magucho" de tres al cuarto, tiene más ínfulas de artista y pretensiones que ellos. Dani y Miguel Ángel sólo parecen preocupados por que su semilla de sabiduría mágica llegue al mayor número posible de personas.
Regalan su talento con prodigalidad, haciéndote magia sin parar, contándote sus experiencias y los porqués de su arte de igual a igual ¡si la mayoría de los que escuchamos con la boca abierta, no les llegamos al tobillo!
Me pregunto si no les da miedo que en este mundo de intereses monetarios, la gente no valore con justicia sus conocimientos, al recibirlos con tanta facilidad, como agua caída del cielo.
Si yo supiera la décima parte que ellos, seguro que me lo callaría y le sacaría todo el provecho que pudiera. No olvidemos que en nuestra profesión, el secreto juega un papel importante.
Valgan estas líneas como mi pequeño homenaje de gratitud a todas estas personas diferentes, sean magos, médicos, profesores...
Gracias a gente como vosotros, los demás, la mayoría, aprendemos lecciones a las que de otra forma nunca tendríamos acceso, quizás la principal de esas lecciones sea, que el más rico es aquel que más tiene para compartir con los demás.
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Me uno a los agradecimientos a estos magos generosos con su sabiduría, y te incluyo en ellos, que hacen que los demás aprendamos pequeñas lecciones que nos hacen ser mejores. Yo me he planteado el porque de esa generosidad. Con lo que cuesta aprender a hacer un solo juego (a hacerlo bien, claro) Y ahora pienso que es por lo malos magos que somos algunos, más que algunos, muchos, jeje. Cuando te gusta tanto algo, molesta que se haga mál. ¿no? o será por otra razón ...
ResponderEliminarPues la verdad Roberto es que puede ser una razón, no la única, pero es desde luego una buena razón. Al menos así tienen la conciencia tranquila de que nos dieron los instrumentos para que no hagamos mal sus juegos.
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