El lunes 14 de Febrero el maestro Tamariz actuó en el Teatro Principal. Se trataba de un evento privado organizado por la Diputación de Burgos, pero tirando de algún contacto, acabé con Cristina en un palco de proscenio para disfrutar de un espectáculo privilegiado.
Puede parecer extraño decir esto de alguien a punto de cumplir 70 años, pero lo cierto es que ver a Juan Tamariz en acción, fue un soplo de aire fresco. Su energía en el escenario, su pasión por lo que hace y por su público se transmite con una fuerza irrefrenable por todo el teatro.
Yo creo que Juan es por encima de todo, una persona que ama la vida y que ha decidido exprimirla al máximo, gozar haciendo lo que ama y compartiendo su entusiasmo con los demás. Ha descubierto secretos para vivir la vida al máximo y nos los transmite sacudiéndonos del letargo en el que los "mortales" estamos sumidos por nuestros quehaceres diarios, administrándonos píldoras de imposibilidad, seguidas del humor más absurdo y desternillante.
A Juan Tamariz, se le puede criticar tal vez su descuido de ciertas convenciones de estilo al practicar magia sobre un escenario, pero como él mismo ha dicho en muchas ocasiones, las reglas están para romperlas, sobre todo si se tiene un buen motivo. Lo que es necesario para los demás, no se aplica para Juan. Sólo él puede salir con esas pintas, hacer los juegos que hace (cualquier "especialista" diría que no son juegos para un teatro) y acabar con el público entregado a sus pies.
Su repertorio fue el de siempre: siempre 6, mnemonicosis por teléfono, bolsa y huevo, pañuelo roto y recompuesto... pero trufado con sutilezas de increible agudeza, diseñadas para convencer al público de la rotunda imposibilidad de lo que sus ojos aseguran estar viendo.
Yo le doy las gracias por devolverme la fe en la magia, por recordarme que existe una magia buena y una magia mala, que el público no está dispuesto a tragar con cualquier cosa, que nuestro oficio (vamos a dejar de lado por el momento la palabra arte), es algo más que comprar 3 juegos en la tienda y seguir las instrucciones, que una parte de nuestro público sabe perfectamente si está viendo a un artista (ahora sí) honesto o a un chapuzas que se escuda en el secreto del juego para conseguir un aplauso fácil, un puñado de euros o una foto en la prensa.
Gracias por recordarme lo hermosa que puede ser la magia.
¡Hasta pronto maestro!
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B R A V O ! !
ResponderEliminarBien dicho. Como espectador me siento plenamente identificado con lo que dices, como aficionado al ilusionismo también.
Un abrazo.
Oscar.
PD no he pasado por alto tu mail, y te lo agradezco, pero ahora ando un tanto ocupado con temas de la uni y temas personales. Espero volver pronto a las reuniones.